A 50 AÑOS DEL "DOMINGO SANGRIENTO", LA MANIFESTACIÓN
PACÍFICA QUE SE CONVIRTIÓ EN LA TRAGEDIA MÁS GRANDE DE IRLANDA DEL NORTE
Chile, 30 de enero 2022
Por redacción de diario EMOL
“Era el domingo 30 de enero de 1972, y en la
ciudad de Londonderry, Irlanda, unas 15 mil personas se manifestaron en contra
de las normas que consideraban represivas y del encarcelamiento sin juicio a
los sospechosos de pertenecer al grupo paramilitar IRA (Ejército Republicano
Irlandés). Iba todo tranquilo, sin embargo, poco después de las 16:30 horas, un
grupo de paracaidistas británicos abrió fuego contra ellos, matando a 14
personas. Aquel hecho es conocido hoy como el "Domingo Sangriento",
la tragedia más grande para Irlanda del Norte.
Hoy, a 50 años exactos de la desgracia, los
antecedentes son claros respecto a cómo se desarrolló el ataque. Este es el
relato, basado en notas de la agencia AFP de la época, de un momento clave en
las tres décadas de conflicto que enfrentaron a los republicanos.
Ese domingo, la manifestación convocada por las
asociaciones para la defensa de los derechos civiles de los católicos fue
prohibida por el gobierno provincial británico. La región estaba dominada
política, económica y socialmente por los protestantes desde la partición de la
isla en 1921. Sin embargo, varios miles de personas se manifestaron en las
calles de Bogside, el barrio nacionalista de Londonderry (Derry para los
republicanos) donde, más de dos años antes, comenzó una revuelta contra la
discriminación practicada por el "gobierno del apartheid"
protestante.
Tras los disturbios intercomunitarios y el inicio
de los "Troubles" en la provincia, el ejército británico se desplegó
allí en el verano de 1969.
Encabezados por Bernadette Devlin, una joven
diputada católica de Westminster, los manifestantes mostraron pancartas en las
que exigían el fin del internamiento de activistas católicos sin juicio. Este
régimen, impuesto en agosto de 1971 por Londres en Irlanda del Norte,
simbolizaba para el movimiento republicano la arbitrariedad británica y la
"resistencia nacional". "Stop, stop, go home" La catástrofe
se produjo poco después de las 16:30 horas. Los paracaidistas británicos del
1er. Batallón, traídos desde Belfast, estaban apostados en el cruce de Bishop
Street y Rossville Street, justo al lado del barrio de Bogside.
Al terminar la manifestación -la más grande jamás
celebrada en Londonderry-, algunos jóvenes se dirigieron al puesto de avanzada
de los soldados. Es ahí cuando la situación empeora. Con su voz estridente,
Bernadette Devlin dio la orden de dispersarse, cuenta un periodista de la AFP
en la época. "Se subió a una silla, era muy pequeña, despeinada, con la
boca abierta para gritar: 'Stop, stop, go home'".
Pero los paracaidistas salieron de detrás de sus
barricadas. Se les ordenó entrar en el Bogside. Una vez dentro de esta
fortaleza del catolicismo en el Ulster -continúa el relato de AFP- los
manifestantes y los soldados desaparecen en un laberinto de calles pequeñas y
mal iluminadas donde ningún policía o soldado se había atrevido a entrar
durante años. Entonces, de repente, estalla el drama. La gente dispara, grita y
huye.
Es de noche, hace frío, hay la niebla de los
gases lacrimógenos y una atmósfera de apocalipsis. El número de muertos por el
tiroteo fue de 13 civiles, seis de los cuales tenían 17 años. Todos murieron
por balas, la mayoría por la espalda. Otro herido murió unos meses después de
un tumor. También hubo 16 heridos, varios de ellos graves. El silencio se
apoderó de Londonderry. La segunda ciudad del Ulster se cerró sobre sí misma.
"Detrás de las fachadas decrépitas de las casas del Bogside, maltratadas
por el viento, la gente se ha encerrado en el miedo y el odio", escribió
la AFP el día después de la matanza.
"Perdieron la cabeza"
Para los habitantes, no hay duda de que los
paracaidistas "perdieron la cabeza" y dispararon indiscriminadamente
a todo lo que se movía. Bernadette Devlin dijo que "fue una masacre
cometida por el ejército británico". Denis Bradley, un sacerdote católico
que presenció la tragedia, acusó a los paracaidistas de disparar
"indiscriminadamente" y "casi con placer" sobre la
multitud. Un diputado del Parlamento de Irlanda del Norte, Ivan Cooper, afirma
que los soldados le dispararon cuando agitaba un pañuelo blanco mientras
intentaba ayudar a un herido.
Un portavoz del Ejército dijo que los soldados
estaban respondiendo a los disparos de los manifestantes armados, señalando a
los "terroristas" del IRA. La organización clandestina -que verá aumentar
el número de miembros- negó haber provocado la "masacre" y anunció
represalias.
La versión del Ejército, recogida en las
controvertidas conclusiones de una investigación realizada a toda prisa en
1972, fue finalmente desmentida en un informe de investigación publicado en
2010. Tras 38 años de espera, los familiares de las 14 personas abatidas por el
ejército británico en Londonderry, vieron como el 10 de junio de 2010 las
víctimas quedaban exoneradas de toda culpa.
Según el Primer Ministro en aquella época, David
Cameron, la respuesta de los militares británicos fue tan "injustificada,
como injustificable". Lamentando lo ocurrido 38 años atrás, Cameron
afirmó: "Estuvo mal. Lo que ocurrió nunca debería haber ocurrido. El
Gobierno es el responsable último de la conducta de las fuerzas armadas y por
eso, en nombre del Gobierno, de hecho en nombre de nuestro país, lo lamento
profundamente".