FILADELFIA: LA SEMILLA DEL
PROYECTO
Caracas, julio de 2021
Por Rafael Arráiz Lucca
“En Filadelfia comenzó a
caminar el proyecto de construir una república federal con un sistema
democrático de elección de autoridades. Las trece colonias iniciales ahora son
cincuenta Estados con notables diferencias y autonomías. Nadie exagera si
afirma que los Estados Unidos es un caso único en la historia de la humanidad.
Filadelfia fue fundada por
William Penn en 1682, ya con estirpe de capital de Pennsilvania, el Estado que
le debe su nombre al apellido de su fundador. Penn escogió la denominación
basado en el significado etimológico griego: amor fraternal. Por allí ya
comenzó con buen pie la urbe que fue cuna de la república norteamericana.
Fuimos a la pequeña casa de madera donde ocurrieron los hechos entre 1774 y
1776, y donde está la campana de la libertad que simboliza el acontecimiento.
Filadelfia durante poco
tiempo fue la capital de la nueva república, hasta que se construyó Washington
a partir de 1790 y el trazado del arquitecto francés Pierre Charles L’Enfant,
gracias al acuerdo entre Thomas Jefferson, Alexander Hamilton y James Madison
de concebir una ciudad capital para el nuevo Estado. Antes la zona había sido
territorio sueco y se llamaba Nueva Suecia (1638), hasta que la región pasó a
dominio británico, en 1674. Fue entonces cuando la corona inglesa le otorgó a
Penn el territorio
Este inglés era un
perseguido en su país por sus ideas religiosas, y fueron estas ideas las que
quiso poner en práctica en la ciudad que fundaría. Es una bella historia de un
perseguido que busca la tolerancia, la paz y la armonía en la urbe que funda.
Ese es el espíritu germinal de la ciudad donde, precisamente, se reúnen representantes
de las trece colonias a crear una nueva república bajo la luz de la democracia.
Filadelfia es una ciudad
damero, con parques y avenidas y un aire neoclásico. El Museo de Arte de
Filadelfia recuerda a un templo griego, y es al que se llega por las escalinatas
que subió Rocky con la adrenalina de la víspera del combate. También fuimos a
la taguara (Pat’s King of Steak) que los hermanos Olivieri abrieron en 1930,
inventándose el archifamoso “Philly Cheese Sandwich”. Hay que hacer cola en
la calle para ingresar al local, comprar la pieza excepcional y comérsela en un
banco de la calle, lugar donde mejor saben los emparedados, los perros
calientes y las hamburguesas en todas partes del mundo.
Una de las ganancias de
aquel viaje estuvo en que Pedro León Zapata iba en el grupo. Ver museos de la
mano del maestro escuchando sus observaciones sobre las obras fue, por decir lo
menos, una cátedra imperecedera. Además, en los viajes en Van que también
hicimos para trasladarnos hacia las afueras oír a Zapata pronunciando su
castellano impecable y sus puntos de vista, lograba un coro de mandíbulas
batientes. En un recodo del camino una viajera contó que en Caracas la habían
robado caminando por la calle. Refería que un motorizado se le acercó a pedirle
la hora y ella le entregó todo antes de que se lo exigiera, aterrorizada.
Zapata dijo entonces: “Ese muchacho iba a pedirte la hora y tú lo convertiste
en un ladrón.”
En aquellas carreteras
vecinales que trasegamos advertí una vez más que los postes de luz suelen ser de
madera, cosa frecuente en los Estados Unidos, y que la separación entre el
asfalto de la calle y la acera, está delimitada por unas piezas de granito que
calzan unas con otras. Cuando pregunté por estos bloques de granito me dijeron
que estarían allí dentro de doscientos años cuando descendientes míos pasasen
por allí. Buena respuesta, pero no se explica entonces por qué los postes de
luz son de madera y se queman con frecuencia causando daños mayores.
Imposible olvidar que en
esta ciudad se publicó en 1817 el texto teórico más importante sobre la
independencia de Venezuela: El
triunfo de la libertad sobre el despotismo de Juan Germán
Roscio. Tampoco podemos olvidar que se formó allá Santos Michelena, el liberal
más significativo del período 1830-1848, secretario de Hacienda y Canciller en
varios gobiernos conservadores y creador de la Hacienda Pública Nacional.
También es la ciudad donde
nació el actor Richard Gere: suspiro prolongado de las señoras y budista, así
como la elegantísima Grace Kelly, que dejó de actuar para representar un papel
permanente: princesa. Por último, cómo pasar por alto que fue la ciudad del
bostoniano Benjamín Franklin; no solo uno de los padres fundadores, sino una
personalidad insólita que engranaba los saberes más diversos y los horizontes
más vastos. Una encarnación del destino que prefiguraba el Estado naciente”
Tomado de PRODAVINCI